Figura del youtuber como medio lanzadera para las empresas
- Youtubethisway
- 18 nov 2018
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 23 nov 2018
En el mundo de YouTube, esta cuestión resulta ser de vital importancia. De hecho, no se puede hablar de la plataforma social sin recurrir al youtuber. En mi caso particular, muchas de las entradas que he ido subiendo a lo largo de las semanas contienen, inevitablemente, el tema que nos ocupa hoy. Tal es su importancia, que no solo yo he hablado de esto, sino que mis compañeros y compañeras del blog también han visto necesario recurrir a la figura del youtuber en alguna de sus entradas, las cuales voy a recomendar a continuación pues me parecen de lo más interesantes:
- En la categoría de YouTube como productor de cultura, #TCZ publicó la siguiente entrada: “El lenguaje audiovisual: exhibición de contenidos e interacción”. Aquí, se aborda el concepto de la “cultura de participación” a través de ejemplos como el de la youtuber Paula Gonu. Recomendable el leerlo.
- Por otro lado, en la categoría de la historia de YouTube, #AIF subió: “Historia de YouTube (Parte 1) 2005 a 2011”. Además de explicar el nacimiento y consagración de esta plataforma, incide obligatoriamente en el mundo de los youtubers, tales como ElRubius o PewDiePie.
- También está #BMG, quien, en la categoría de YouTube como herramienta sociopolítica, colgó ayer mismo la entrada siguiente: “YouTube, ¿una amenaza?”. Habla de cómo a través de las políticas de YouTube sobre lo que es o no es censurable, muchos youtubers están abandonando la plataforma. Interesante entrada.
Centrándonos de lleno en esta entrada, comentaré (intentaré ser lo más breve posible) el nacimiento y la evolución de los youtubers, consolidando así una nueva tendencia para la creación de la identidad y un medio lanzadera para las empresas y sus objetivos económicos.
El éxito de YouTube tras su surgimiento en 2005 fue indudable. Los usuarios veían en esta plataforma una herramienta muy sencilla para subir vídeos y comentarlos. Millones y millones de personas usaban y usan actualmente YouTube a diario. De hecho, a día de hoy no existe nadie o casi nadie que no haya entrado en esta página al menos una vez en su vida. Por esto mismo, muchas productoras cinematográficas y empresas publicitarias hicieron uso de esta plataforma para promocionar sus servicios, convirtiendo a YouTube en un negocio a gran escala y en una parte fundamental de la cultura general. Algunas personas, además de consumir, quiso hacerse partícipe del mundo de YouTube. Nace así en 2009 la figura del youtuber, individuos que colgaban en la plataforma vídeo blogs sobre varias temáticas: viajes, videojuegos, gastronomía, etc.

Poco a poco, estos creadores fueron consiguiendo subscriptores, usuarios a los que les gustaba el contenido de los vídeos que estas personas random colgaban en la red. Con la suscripción, los usuarios reciben una notificación cada vez que la persona a la que se han suscrito sube nuevos vídeos. Las cifras se descontrolaron, llegando a haber youtubers con millones de fans, entre ellos PewDiePie, Jeffree Star o ElRubius.
¿Por qué la figura del youtuber cosecha tanto triunfo? Existen dos aspectos fundamentales que se relacionan entre sí para su éxito: la creación de identidad y el concepto de “extimidad”.
La identidad de una persona es una construcción en proceso, son todos aquellos rasgos, conocimientos y gustos que posee dicha persona, y que la diferencia del resto. La identidad es individual, hay tantas identidas como individuos existen en el mundo. Para la creación de identidad, la educación es clave, al igual que los libros, las películas, la cultura general. Con la aparición de Internet, la web ha sido y es también una herramienta para desarrollar cómo somos. Sin embargo, con YouTube, no solo se consigue la adquisición de conocimientos y gustos personales, sino que, logra unir diversas identidades individuales en una sola, en una identidad colectiva: por ejemplo, una mujer de unos 30 años ve un vídeo blog sobre viajes que también ha visto un chico de 15 años, o han visto al mismo youtuber. Esta figura, por tanto, fomenta maneras de identidad cultural, individual y colectiva, sobretodo entre el público adolescente, pues son los que más visitan la plataforma.

Sin embargo, la creación de la identidad de los usuarios mediante la figura del youtuber no es el único aspecto que se desarrolla. La extimidad fue un concepto usado originalmente por el psicoanalista francés Jacques Lacan. Posteriormente, la antropóloga argentina Paula Sibilia empleó de nuevo ese concepto, aunque le brindó de un nuevo significado en relación a las redes sociales. Ella afirmó en una conferencia lo siguiente:
“Las redes sociales son el emblema de la transformación de la intimidad en extimidad. Estamos todo el tiempo en el mundo online: las redes son canales que se han inventado para exhibir públicamente esto que podemos llamar extimidad. Son un ejemplo de las relaciones sociales mediadas por las imágenes. Hoy, buena parte de nuestra sociabilidad pasa por ahí”.
Y es que, desde hace tiempo, la intimidad en YouTube, al igual que en muchos medios de comunicación, ha dejado de ser algo que pertenece al ámbito privado de cada persona, sino que se hace pública, se exterioriza. En mi opinión, lo peor de todo no es que la gente publique su vida íntima, sino que los usuarios consumen este tipo de material, nos genera morbo. Nos gusta saber qué hacen los creadores de contenidos con sus vidas, llegando a hacerse vídeos sobre partos, bodas, qué compran, qué dejan de comprar.

Esta extimidad también es un ingrediente para la creación de una identidad digital, sea positiva o negativamente. Las cifras demuestran nuestro interés por este tipo de vídeos, demuestran cómo YouTube lleva años asemejándose mucho a Gran Hermano, al mismo tiempo que es criticado, es un formato que engancha.

Las empresas publicitarias ven en este tipo de vídeos, y, sobretodo, en la figura del youtuber, una nueva oportunidad de llegar a más gente, y así ganar más dinero. Son animales carroñeros, no se sacian. Cuanto más dinero, mejor. No tienen límite. Mientras que anteriormente teníamos como ídolos a cantantes o deportistas, ahora se añade a esa lista el creador o creadora de contenidos. Los más reconocidos tienen un gran número de fans, contados en millones, unos fans que harían lo que fuera por asemejarse o ser percibido por el youtuber. Cabe destacar que no solo trabajan en el espacio de esta plataforma, sino que también suelen ser reyes y reinas de las redes sociales, son influencers porque, como su propio nombre indica, influyen en los gustos, opiniones y conocimientos de la gente. Participan, por tanto, en la creación de la identidad.
Los anunciantes contactan con los creadores de contenido para conseguir un acuerdo: que se puedan patrocinar de alguna manera los productos que ofrecen, y así dar una parte del beneficio económico que consiguen con la publicidad al youtuber. Los publicistas son selectos, eligen a aquellas personas con las que pueden sacar un mejor y mayor provecho. A más suscriptores, más dinero. El youtuber, como ídolo de masas, hace un product placement: habla durante su vídeo de un producto, no se sabe si porque le gusta realmente o porque ganará dinero con ello, y da su opinión sobre cuánto adora ese producto o marca. Los usuarios que siguen a esta persona, seguramente va a comprar el producto que patrocina, porque si lo usa y le gusta a nuestro ídolo, ¿cómo no vamos a comprarlo? Nos sentiremos más populares, más cercanos con los youtubers y demás personas que influyen en nuestro día a día: “uso esta marca porque este youtuber la usa mucho, y me encanta”.
Vivimos en un mundo digital donde las redes sociales y la publicidad valoran la exteriorización de lo íntimo, el poder interferir en la creación de las identidades de la gente mediante personas que no conocemos personalmente, pero a las cuales adoramos a través de la pantalla. Y nosotros, vamos a sumergirnos en este mundo, para ser socialmente aceptados entre el resto y con nosotros mismos.
Referencias:
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